La sociedad madura de corazones

Porque todo vale.
Porque...
¿Por qué?
Pues porque...

¿Por dónde empiezo?
Ya he empezado. Vivir en la sociedad del porque todo vale pero no decimos que todo vale.
Porque todos nos amamos muchísimo y somos súper amigos, y todo lo malo no vale de puertas afuera, pero en la realidad, claro que sí. Todo vale, total, tirar ese papel al suelo qué importa. Todo vale, total, mira la cantidad de dinero que gana. Todo vale, porque fíjate qué envidia le tenemos.

Y aquí vengo a otra palabra que quería resaltar y unir. La justificación. La necesidad de justificar la mierda, porque así seguimos todos en la rueda de la agonía de la mierda justificada; en vez de limpiar la mierda y vivir todos mil veces mejor de lo que vivimos ahora. Por ejemplo.

Lo mencioné hace unos 4 años en una de mis fotos del día: "La envidia está justificada".
De hecho voy a compartir aquí el texto del 15 de julio del 2015:

Es que tengo la sensación de que nos hemos convertido en una sociedad de maleducados. Incivilizados.

Hemos llegado a un punto tal de acceso a todo, que me da la sensación que hemos llegado a una sociedad caprichosa pasada de vueltas.
Piensas y es que realmente hoy en día podemos tener de todo.
Haces un click y te compras un bolso de no se donde, y en un par de días te lo traen al sofá de casa.
Necesitas información, metes en google un par de palabras y tienes la solución.
Premiamos la inmediatez, castigamos la calidad del tiempo.
Tiramos al suelo lo que nos da la gana.
Los valores se miden en número de likes.
La envidia está justificada y la maldad generalizada.

No empecemos por favor a defender lo indefendible, vamos a ir más allá de lo típico “pues YO reciclo, YO sí que doy las gracias, YO sí que soy bueno, YO, YO, YO”.

Dejemos de mirar el árbol y cojamos perspectiva para analizar el bosque.
La sociedad general en la que vivimos, sin darnos por aludidos a nivel particular.
Que o hacemos algo por cambiar y tomamos un rumbo más civilizado, o nos vamos a convertir en un país de…buff, yo que se.
🏪

La envidia se justifica.
La maldad se comparte.
La empatía se menosprecia.
El egoísmo se alimenta.
Y la insensibilidad se aplaude.

¿Dónde está el respeto y la educación? Enterrados entre tanto plástico y tanto cemento.
¿Dónde está el gracias y el por favor? Diluidos entre las prisas y la velocidad.
¿Dónde está el decir que NO a ciertas cosas? Asfixiado por la falsa diplomacia.
¿Dónde está el no tirar la basura al suelo? Enmierdado por la vagancia.
¿Dónde está la genialidad? Aburrida por la obediencia.
¿Dónde está el premio al esfuerzo? Escondido junto a la sensibilidad.
¿Dónde está la calidad? Agujereada por la cantidad.
¿Dónde está Bob Esponja? En una piña debajo del mar!