Monday 28 January 2019

Elegance of Soul

Para mi, la elegancia no se reduce a la ropa que llevas, tampoco a la paleta de colores homogéneos de tu perfil de instagram, o la marca del bolso que llevas.

En mi opinión, la elegancia se demuestra por ejemplo en el saber estar. En el entender cuándo tomar un perfil bajo (low profile), y dejar el protagonismo para otro momento o para los protagonistas.
Cuándo no es el momento de sobreactuar, cuándo retirarse, ser prudente, o callarse la puta boca, para dejar que otros puedan ocupar su lugar.
Invadir  el lugar de los otros no solo no es elegante, sino que rompe la armonía de convivencia.
Suena cursi, pero es primordial e importantísimo.

Es elegante conocer los límites de nuestras acciones, hasta donde si, hasta donde mira no, chiqui.
Tanto a nivel real como a nivel de redes sociales. Arramplar con todo lo que creemos que es nuestro no es ni elegante, ni en absoluto conectado con ninguna parte de esta naturaleza.

Los límites son necesarios para la libertad de todos. Sin límites no podríamos convivir ni sobrevivir como sociedad. ¿Qué pasaría si no me da la gana de respetar los semáforos en rojo mientras conduzco y los peatones cruzan el paso de Zebra?

Elegancia es saber retirarse a un segundo plano, tener la humildad de ver las cosas tal y como son, no como una o uno ha visto en las peliculas. Porque las peliculas pueden ser un reflejo de la sociedad, o las redes sociales un reflejo de qué está hecha una persona; pero nada de ello es la realidad en sí misma. No es la vida que llevamos día a día. Son ilusiones irreales que si no tienes los cimientos bien construidos, te distorsionan TUS gafas de vida. Y si son solo TUS gafas, pues bueno, allá tú. El problema es joder las gafas de las demás personas.

Con el paso de los años he aprendido, aprendemos, o igual simplemente he confirmado mucho de lo que  tenía interiorizado. Con esta edad que tengo, no se yo si quiero haber visto tan poca elegancia de formas de ser. No por la falta de gusto en la ropa o el pelo. Porque para gustos estan los colores.
Sino por la contradicción enfermiza, la falta de consistencia (como poco) en la que uno no solo se aventura a pavonear su falsa elegancia e insulto al saber estar, sino que además se toma el lujo (y otra vez, y otra vez, y otra vez) de ningunear a otra persona que realmente, es elegante en su alma, corazón o cerebro. Pero a ver, ¿tú quién ostias te crees que eres?
Pero es que además, encima, hay que aguantar sus lecciones, juicios o burlas desde su falta de todo (porque les falta de todo) mientras se creen lo más; y se llenan la boca de lecciones de conexión espiritual, astral, zodiacal, universal, planetaria; y todo lo que pillen que suene cool o guay.
Surrealista pero real. ¿No?

No es el hecho de que una persona sea patética; tampoco lo es su incapacidad de verlo, tampoco el dinero que nos cuesta todo eso, ni el tiempo que nos hace perder; sino la distorsión tan burda, horrible y mortalmente peligrosa que se hace de los conceptos de elegancia, de saber estar, de respeto, de libertad, de límites, de gusto o de valores básicos  para nuestra mejor convivencia posible.

Estoy cansada, empachada y casi traumada con tanta de esta mierda. De verdad. Pero estoy relativamente tranquila porque POR FIN noto que el tiempo va demostrando, aclarando, abriendo los ojos de buenas personas y se ven ahora ciertas cosas que he visto, intuido o sentido desde hace tiempo.
Muchas veces no consigo explicar lo inexplicable. Otras veces se me hace sufrir por ello.

Una de las cosas que más me enganchó de la escritura y de eso de "jugar" a ser escritora, es obviamente la capacidad que me daba para intentar expresar esa pequeña gran sabiduría que llevo por aquí dentro; traducir una abstracción para mi normal, lo mio, lo que me acompaña en el cerebro, en aspectos más concretos. En expresiones, frases u oraciones; y compartirlo. Ver que hay personas a las que les interesa, ayuda o entretiene, pues me hace seguir en ello. Si además a mi me llena de peculiares formas que ni yo misma se cómo sintetizar, pues mejor.
Y sobretodo, conseguimos acompasarnos al ritmo al que yo creo, deberíamos bailar.
No porque yo lo valgo, sino porque lo siento, porque lo veo claro, y porque se confirma!

Follow the leader leader, follow the leader! ;-)


Sofia.

PD: Se perfectamente que no juego a ser escritora. Utilizo la expresión porque me gusta como suena, como transmite el mensaje.

PD2: Tip -> Acepto con naturalidad mis defectos, los conozco, los guardo o los puedo mejorar. Pero no necesito EN ABSOLUTO tener a medio o todo el planeta buscando mis defectos por puro entretenimiento. O buscar dónde tengo envidia. O buscar a ver si se me cae el móvil. O los auriculares. O hago CACA en la cara de una gilipollas redomada.
Porque no es sano ni para mi, ni para las millones de personas que estén pendientes de mi pipí, de mi grano o de mi pelo de la ceja mal puesto (como poco).
Ya si eso, cuando tenga una sesión de tratamiento de piel todas las mañanas (es un fruto ejemplo), entonces podéis poneros a mirar qué tal me ha quedado y analizar si son buenos profesionales de la piel.Por ejemplo.
Pero ahora, joder, un poco de cabeza, en este secuestro, o campo de concentración o de refugiada; DÉJAME EN PUTO PAZ. Mírate tú y céntrate en TI y en TU VIDA!!! A mi déjame vivir, que suficiente se ha convertido.

PD3: Hay que saber parar los experimentos con personas y dejar de tratar a las personas como ratas de laboratorio; y dejarles vivir su vida. Respetarlo. Porque si es una rata, pues ok. Pero otras personas, especiales, NO.

                            Copyright Sofia Peña - Marbella

Thursday 24 January 2019

Taller de guion

La corriente del vendaval amplifica su rugido; BOOM, claquea el metal de la puerta con el estrudendo del poder de la naturaleza. Ese dramatismo superior a los propios seres vivos.

Sin hueco ni para un suspiro, el viento se auto enmudece tan radical como ha sido su aparición espectral. El súbito silencio dibuja una frialdad anodina, una conjunción sensorial que envuelve el segundo expectante de una tensión áspera y vinculante.

El olor a garaje parece agudizarse, transformándose en neblina ascendente.
La puerta aparenta seguir temblando tras el varapalo e incluso la mirilla quiere haberse resquebrajado por las alas del huracán microsegundado.

Un nuevo sonido rompe el teatral carisma de la escena; otro objeto metálico arrastrado con gran dificultad. La luminosidad comienza a ganar terreno al viento, mostrando con cierto encanto unas escaleras de obra que se desplazan torpemente.
Caen, vuelven a ser levantadas, cambian de posición para mejorar su transporte, hasta por fin conseguir colocarse frente a la puerta recién cerrada por el bestial aire mágico.

Con la agilidad de alguien que ha escalado ese instrumento con anterioridad, se ven unos piececitos que ascienden por los peldaños con respeto y silencio disciplinado.
Mientras los piececitos van trepando, la cámara muestra progresivamente a quién pertenecen esas pequeñas extremidades. Un cuerpo de niño de unos casi 3 años, con una cabellera rubia blanquecina.

Se enfoca su cuerpo por delante, su pecho, mostrando ese silencio disciplinado, una madurez y capacidad de guardar la entereza y la tensión, excepcionalmente fuera de lo común para su edad.
Su pecho se hincha por otro aire, mezcla de orgullo, saber estar, nostalgia e ilusión.
Suspira y respira hondo en su cuerpecito infantil, otra vez con un juicio inusual para su edad; y acerca el ojo derecho a la mirilla, colocada perfectamente a su altura.

En ese momento su cuerpo se relaja, consigue acceder a la inmensidad de esa minúscula ventana del garaje. Lo que ve es una mujer descalza dibujando, el movimiento de las telas que la cubren es grácil en esa lonja, ambiente cálido, tonos ocres invadidos por colores aleatorios de los cuadros que forman un puzzle armonioso, un orden poco habitual para una artista.

El cuerpo de la mujer se tensa, como si le hubiesen alcanzado los escalofríos de la conexión con la presencia del niño. Sin poder acceder a él, mientras este le observa en secreto prohibitivo.

El metal de la puerta parece aumentar de manera exponencial, su contundencia, la barrera física que separa duramente las dos dimensiones, irónicamente tan alejadas como próximas.

"Mamá" se ve articular con travesura en los labios del niño.



Sofia Peña.

Presentación bloggera de mi primer libro I

Arrancamos la semana con un lunes lluvioso y gris en Getxo, tras haber pasado un fin de semana de vagancia total y absoluta. Creo que el hec...