Wednesday 22 February 2017

El Libro de Sofi - Bali


Abril 2014

Que ya estamos en Indonesia!!! En Bali concretamente, Uluwatu.

Si entro en detalles exactamente de cómo me encuentro, lo que veo y lo a gusto que estoy, creo que muchos me odiareis. A no ser que me estéis leyendo tumbados tranquilamente en alguna hamaca, o en alguna playa paradisíaca. 

A mi izquierda tengo a Laila, mi gran amiga sueca de la que me despedí hace un mes en Byron, y gracias a ella estoy tumbada ahora en esta especie de casita balinesa con hamaca e incluso enchufe para la música, vistas a la piscina y sin nadie que nos perturbe esta paz.

La llegada a esta “homestay” ha sido absolutamente cómoda y fácil. Después de recoger mi maleta y la tabla de surf (que para mi susto tardó más de la cuenta en aparecer), salgo a la zona de llegadas del aeropuerto y veo miles y miles de indonesios con carteles con nombres de gente, hoteles, agencias de viaje. Una auténtica plaga a la que me acerco por mi derecha, para ir pasando cerca de todos los cartelitos, a ver si encuentro mi nombre. 
Teniendo en cuenta mi poca nitidez en la vista de lejos, me recorro "con cara de sin gafas" toda la fila, pasando por delante de un cartel de “Viajes El Corte Inglés” que me recuerda a mi madre, hojas en chino, nombres impronunciables y hoteles que pintan muy exóticos y paradisíacos. 

Y entonces veo “SOFIA PENA” en un cartel sostenido por un indonesio a punto de ponerse a roncar, pero que se despierta y sonríe amablemente cuando le hago gestos de que SOFIA PEÑA soy yo. Divertido me gesticula por donde tengo que salir, y en cuanto me lo encuentro me recoge la maleta y salimos charlando al sofocante calor balinés. Ese olor tropical, húmedo y caluroso que me recuerda a Costa Rica, Tailandia, México... y me hace sonreír y disfrutar de mi llegada a Indonesia.

El viaje en el coche con mi primer contacto indonesio me hace reír continuamente y me sumerge en el denso, loco, y a primera vista peligroso tráfico balinés.
Rotondas con dos carriles oficiales, que se convierten en 4, 5 o los que sean con tal de que las millones de motos circulen rápido por donde les de la santa gana.
Por supuesto que puedes encontrar familias enteras en la moto, sin casco ni nada. Una se acostumbra a ver este tipo de formas de transporte cuando viaja a países asiáticos, pero no deja una de sorprenderse cada vez que ve niños que no llegan ni a los 3 años, viajando con su padre o su madre en la moto, totalmente expuesto al peligro de la carretera.

[MIRAR ÍNDICE DE ACCIDENTES EN BALI - PAÍSES ASIÁTICOS - ETC]
[Entre estos corchetes [...] podréis leer algunos comentarios muy de consultora de Accenture. Frases de pseudo investigadora. No los he quitado porque tienen su gracia friki]

Subimos y bajamos por las calles dirección Uluwatu, mientras mi colega taxista me enseña expresiones en su idioma. La clase de indonesio arranca saliendo del aeropuerto, cuando al pagar el peaje, el colegui me señala a la chica que trabaja ahí y me dice “Beautipul Beautipul”
Primera lección: creo que no saben decir la F.
Segunda lección: beautiful se dice xxxx en indonesio.

[Mirar cómo se dice beautiful en indonesio] [No me acuerdo de la palabra que dijo]

Se ríe divertido de su travesura de piropo a la chica del peaje, y de repente le gusta eso de enseñarme palabras en su idioma.
Le pregunto cómo diría yo “guapo” para un chico, y me dice “Bagus”. Se me ilumina una bombilla que me recuerda a un video de Aritz Aranburu y Kepa Acero surfeando en Indonesia, donde utilizan todo el rato la palabra “Bagus”. Lo había escuchado por ahí, y me alegra entender el contexto.
“Bagus” significa “bueno”, “good”. Fácil de pronunciar, recordar y utilizar!
El amigo taxista empieza a enseñarme más expresiones que decido apuntar en un papel para intentar acordarme. Por supuesto que me invento cómo se escriben!

[LISTA DE PALABRAS]

Columna en inglés
Columna mi pronunciación indonesia
Columna en indonesio (nuestro alfabeto)
Columna en lenguaje indonesio

[no se dónde está el papel donde lo escribí]

En mitad de nuestra clase lingüística, me doy cuenta que no tengo moneda local (rupiah) para pagarle. Le pregunto cuánto cuesta el trayecto hasta mi alojamiento, y me dice 250. 
De primeras, yo todavía con mentalidad australiana y los desorbitados precios de allí, pienso que son 250 dólares, y le digo que a ver, que me explique eso que me bajo inmediatamente. 
Pero obviamente no son 250 dólares por llevarme 45 minutos en taxi, sino 250 rupias. Pero tampoco son 250 rupias! Son 250.000 lo que pasa que ellos al hablar de su moneda, le quitan los tres ceros para hacerla más manejable. Como si eso fuera posible!! La relatividad del dinero.
Tantos ceros es un auténtico caos para enterarse bien de la moneda, yo creo que juegan con ello mareando al turista. 

Volviendo al taxi donde me encuentro, de Kuta a Uluwatu, paramos a sacar dinero y entre tanto lío de ceros y billetes, saco menos de lo que necesito para pagarle. Así que nada, alegremente seguimos el camino hasta parar en otro cajero. Él se ríe de mi despiste, yo un poco también, aunque también confundida sin tener ni idea del tipo de cambio y preguntándome si no me estará timando. 
Le pregunto en nuestra conversación en inglés básico y de frases cortas, a ver si es “true” lo que me dice, a ver si puedo “trust him” (no quiero sentirme engañada!).
Él con esa cara de “no te entiendo pero no soy capaz de decirte que no te entiendo así que sólo te sonrío” me saca su Samsung y me abre la aplicación que al parecer utiliza para comunicarse con los turistas.
Pongo las palabras “true” y “trust” y le miro con cara de pregunta. “Oh yes yes” me responde.

Y entonces en ese mismo instante, venidos de la nada, se estampan contra el cristal delantero dos pedazo de saltamontes, no exagero que de unos 15 centímetros cada uno. Uno encima del otro! Lo que viene siendo, efectuando el acto de reproducción. Copulando. 
Los dos saltamontes gigantescos haciendo el amor en la luna del coche, delante de nuestros sorprendidos ojos. Mi amigo taxista y yo los dos con un enorme ataque de risa, viendo cómo los protagonistas ni se inmutan, a pesar de haber caído del cielo y estar en un coche en movimiento. 
Fascinada acerco el careto al cristal, para ver de cerca esos enormes saltamontes y cómo sobreviven al viaje en coche, y mientras les miro, el amigo indonesio me sorprende con que ya hemos llegado a nuestro destino, y veo como Laila pega el careto a mi ventana en cuanto nos paramos. UEEEEEE!!!!!!

Me bajo a todo correr, abrazo de bienvenida, y le entrego un koala de peluche que le traigo de Australia. Nos despedimos del taxista, y cargando con mi maletón y demás bártulos, bajamos por las escaleras que nos llevan a nuestro bungalow.
¡Qué gusto!
Puede sonar a mentira, a jeta, a frivolidad; pero la realidad es que en cuanto dejo todas mis cosas en el cuarto que vamos a compartir en Bali, tengo la sensación de estar de vacaciones. Se que en Australia para muchos he estado de vacaciones, y no lo voy a negar. Pero realmente para mi una parte también ha estado trabajando. Un trabajo por el que no estoy siendo remunerada, de momento. 
Pero para mi supone casi todo de este viaje, el reto de escribir mi primer libro, con lo que sea, como sea, disfrutando del camino.
Eso no entra dentro de la definición estándar de "trabajo", pero para mi, como responsabilidad y compromiso, lo es. Así que a por ello, book in progress.

El caso es que risas y alegría al estar la gran Laila y yo en Bali. Ella apareció en esta aventura en Byron, cuando Mikey nos la presentó como su ligue/novia. Enseguida encajó con todos nosotros, divertida, natural y la típica amiga que se apunta a cualquier plan y todo le apetece.

Me cambio de ropa y las dos pizpiretas nos montamos en la scooter donde me lleva a la zona de Single Fin, el acantilado típico de Uluwatu lleno de bares y restaurantes con vistas directas al pico. Comida, cervezas, puesta al día, y ver el surf delicioso.
Precioso atardecer, agradable atmósfera tropical que me hace suspirar todo el rato de lo a gusto que estoy. Ya de noche nos volvemos a casa, descansar y dormir bien!

Tras el increíble desayuno por el módico precio de 40.000 rupias [= xxx €], hemos ido a ver el mar; pero la marea está demasiado baja para nuestro surf, y aquí estamos, en la piscina del “homestay”, sin nadie alrededor, tranquilamente nadando, sudando al sol, o descansando en la sombra. Más a gusto que un arbusto.

Más tarde decidimos ir en búsqueda de una funda de surfboard para Laila. Se ha comprado una segunda tabla, más pequeña que la que tenía, y quiere vender las dos fundas que tiene, y con ese dinero comprar sólo una para las dos.
Lo guapo y maravilloso de Indonesia y de muchos países del sudeste asiático es que acaba quedando con un chorbo de la tienda de surf, que le hace la funda que ella busca a medida, con tamaño suficiente para las dos tablas, del color que ella elija, con separador para las dos tablas, y se la trae a la puerta de nuestra habitación esta mañana.
Atención y servicio al cliente muy satisfactorio. 
[veis mi 'deje' Accenture en este tipo de comentarios]

Al volver decidimos bajar a la playa conocida de Uluwatu, Padang Padang. Desde arriba, desde el puente se ve muy bonita, es muy pequeña, pero con un color de mar claro, arena blanca brillante, rocas acantilado tipo Thailand, y olas pequeñas pero que rompen suave para el deleite de surfistas.

Bajar a la playa en cambio...es más bien original. Unas escaleras que abren un camino muy estrecho entre rocas y monos, pero al llegar, me decepciono.
Muchos locales vendiendo pareos, telas, camisas balinesas, restos de barcas en una especie de pequeño astillero sucio y apartado, y todo turistas sentados en la arena con la mirada perdida como si estuviesen viendo una película de cine. No parece tan tranquila su estancia en la playa.

El agua de cerca no es tan transparente, aunque no está tan asquerosa como me habían dicho.

[Aquí he eliminado un buen párrafo de desvaríos varios sobre la suciedad, la limpieza, la contaminación, etc etc]

El caso es que de ahí nos vamos a Canggu, donde 3 amigas suyas suecas, otro chico sueco y un americano, acaban de pagar el alquiler, 4.500.000 rupias [era tirado de precio en €] por 6 días en una villa espectacular. Piscina, barbacoa, 2 porches, 5 habitaciones, 2 pisos, cocina perfecta abierta a la piscina, y unas vistas preciosas a los campos de arroz.
Annika, sueca de nacimiento pero Pocahontas de aspecto, llevaba días buscando una casa así, y vaya si la ha encontrado! Gran premio a su esfuerzo. 
Guardamos el contacto para cuando volvamos de Filipinas, si conseguimos 3 personas más, nos saldría rentable pillar esa maravillosa mansión! Pensamos en Platanito, el pirata Edu y Asis, podría interesarles teniendo en cuenta que ellos también están rondando por Indonesia!

Devolvemos la moto de Laila, que para eso habíamos venido, y llamamos a un taxi para volver a Uluwatu. A todo correr porque en 1 hora nos cierran la lavandería donde hemos dejado toda nuestra ropa interior, bikinis, toallas y camisetas. Nos vamos al día siguiente a las 6 de la mañana, así que como no lleguemos a tiempo, vamos a aterrizar en Filipinas sin una sola prenda de ropa, con el culete al aire.

El trayecto en taxi se hace largo, muchos coches, atascos a la balinesa, motos por todos lados. Nos van a cerrar la laundry, nos la cierran, nos la cierran.
Empezamos a respirar tranquilas cuando vemos que solo quedan 10 minutos para las 20.00, y ya estamos llegando. Nos entra un pequeño alivio en el cuerpo, que sale tan rápido como ha entrado. Porque a pesar de no ser ni las 8 de la tarde, la lavandería está cerrada a cal y canto. 
Nos miramos con cara de “me cago en todo” y nos ponemos a aporrear la persiana. Pero nada, ahí dentro no hay nadie. Liadón.
El taxista sale en nuestra ayuda, y empieza a llamar al número que pone en el cartel de fuera, pero nada. Oigo el teléfono sonar dentro sin ningún tipo de respuesta. 
Nos volvemos a mirar a lo “genial, a ver qué hacemos ahora”. 
Decidimos movernos y ver si hay algún negocio alrededor. Seguimos al taxista que se adentra por una especie de templo, donde al acercarnos se ponen a ladrar unos cuantos perros. El taxista avanza gritando en indonesio, seguido de Laila. Yo nanai de la china, me quedo atrás tranquilita, paso de enfrentarme a esos perros ladradores.
El taxista sigue gritando en indonesio, lo que yo me imagino que es un “Hola, hay alguien ahí?” Y por fin una señora nos responde, habla con el taxista y se marcha.

Seguimos a nuestro salvador de vuelta a la entrada de la lavandería, y con enorme alivio vemos cómo se enciende una luz por la pequeña ventanita, escuchamos y vemos cómo la persiana se va subiendo poco a poco, y una pequeña indonesia nos saluda y nos pregunta nuestros nombres para buscar nuestras ropas limpias. Aparente alivio hasta que otra vez susto, no encuentra nuestras bolsas. De repente veo mi toalla de playa en el suelo, rodeada de todas mis pertenencias. No habían terminado de prepararlas a pesar de habernos dicho que estaban para las 17.00.

Pacientemente e hipnotizadas por la dulzura de los movimientos y el rico olor del spray a ropa limpia, vemos como la chica dobla nuestras cosas y nos las va preparando en la bolsa. A la vez cortadas y sorprendidas mientras la chica va contando las ropas y apuntando lo que llevamos, el taxista totalmente concentrado en mi ropa. Una a una mis prendas de ropa interior pasando por delante de los ojos del taxista que no te creas que hace algún ademán de mirar para otro lado! Nada, es lo que hay.

Felices pagamos y nos marchamos abrazando nuestras bolsas de ropa que desprenden un olor tan delicioso que no paramos de sonreír.

Volvemos a nuestra casa, hacemos las maletas, y nos dormimos pronto para el largo viaje que nos espera hasta llegar a nuestra isla filipina, Siargao!

[Otro día seguimos en Filipinas. Au revoir!]






Thursday 9 February 2017

Nosotros los Terrícolas

Y pensaba yo el otro día: ¿Por qué los humanos cuando algo es muy bueno, o se escapa de lo que conocemos, decimos que viene de otro planeta?

¿Es que nos queremos tan poco?

Porque de lo que se sabe a día de hoy, sólo nuestro planeta está lleno de agua, vegetación, una increíble variedad de animales, culturas, inventos, creaciones, artes, etc etc etc

¿Por qué lo grandioso, lo espectacularmente bueno tiene que venir de otro planeta?

A ver si no es al revés?

No será más bien que los humanos somos la "monda lironda" y lo que viene de otro planeta es  "bullshit"?

¿Me habéis entendido lo que quiero decir?
(Es que en las clases de emprendedores que os comento que estoy asistiendo, lo que más me recalcan es el tema de "Lo obvio no es lo evidente", "Que mi valor añadido se perciba desde el otro lado".
Básicamente, parece que no hay quien me entienda. 
¿Será que no me explico bien? ¿Será lo poco que me gusta repetir las cosas 300 veces?)

En definitiva, al grano, creo que deberíamos querernos más como humanos, que yo creo que lo grandioso, maravilloso e increíble viene de aquí, no de otro planeta. "Nuestro" como humanidad.
Es el veneno el que viene de otro planeta.
Fijaos que Marte, Jupiter, Plutón, Saturno y demás colegas, están más vacíos que....[imaginar algo muy vacío].

Y nuestra Tierra es impresionante.

Dejando de lado lo que hacemos mal, y tomando la perspectiva de otros planetas "vacíament" nosotros nos bañamos en el mar, buceamos en lagos, subimos montañas, copiamos a los pájaros y conseguimos volar, nos arrastramos por la arena de las playas, nos enterramos en nieve, regalamos flores, imitamos los sonidos de los animales, pintamos árboles, nos pintamos las uñas, las pestañas (¿en Marte tienen pestañas?), nos decoramos la piel con tatuajes, nos decoramos con joyas, nos brillan los ojos, sacamos fotos para compartir belleza con nuestros amigos, nos abrazamos, no nos olemos los culos de forma habitual como los perros, pero disfrutamos del olor de la comida recién hecha, del café por la mañana, nos inventamos infinidad de deportes con reglas cuanto menos curiosas, construimos de todo, nos ayudamos entre nosotros a mejorar como humanos, nos decoramos el pelo, dedicamos nuestra vida a enseñar a otras generaciones, nos hipnotizamos con la salida o partida del sol, disfrutamos de la luna y su serenidad, nos enamoramos, nos desilusionamos y nos volvemos a ilusionar.

¿Acaso los de Saturno organizan Fiestas en sus anillos giratorios? No, verdad?

Pues entonces los "cool" de este cosmos somos nosotros vale tía?

Lo que pasa es que cuando hacemos tantas cosas, pues nos equivocamos. Pura estadística.
Los humanos hemos hecho cosas mal; pero madre mía, pensad en la cantidad de cosas que somos capaces de crear, mover, transformar, comparado con el resto de "habitantes" de otros planetas. Son unos rabiosos envidiosos porque no tienen pestañas para pintarse ni música para bailar en sus fiestas.

Bueno, os dejo, no hay nubes hoy y voy a dar un paseo por la costa vasca.
Os animo a pensar con la perspectiva de otro planeta, la cantidad de acciones curiosas que movemos.

Marte ven a por agua si puedes!

Buen día,

S.



Presentación bloggera de mi primer libro I

Arrancamos la semana con un lunes lluvioso y gris en Getxo, tras haber pasado un fin de semana de vagancia total y absoluta. Creo que el hec...