Tuesday 6 March 2018

Boogie night my love

El bar sueco es tecnológico.
Realidad virtual.
La piel en el frío de la nieve se tensa o se dulcifica, anhela vitamina del sol para no entrar en el bucle del narcisismo enmascarado.
Respetando las máscaras, pero disparando al daño y veneno del narcisismo.
Cuidado con aburrirse tanto que uno pierde el norte con tantas horas oscuras en invierno, y tanto extremo de luz en verano.
Tantos ciclos de tiempo sin salir a la calle a callejear, es comprensible que las almas necesiten una alegría, aliciente o calor, fuera del estancamiento de las chimeneas que acaban apagándose.

Me sorprenden mucho las tabernas virtuales suecas que me he tenido que cruzar últimamente.
¿Os imagináis vuestra casa empapelada con los cuadros de todas vuestras fotos de Instagram?

No, no es un ataque. Es un ejemplo para aterrizar la peligrosa sobredosis de selfies y posados irreales que esta sociedad está influenciando sobre sí misma.
Tomo el ejemplo de algunas suecas o suecos porque es lo que recientemente se interpone sin pudor en mi camino; por el que pretendo avanzar a mi rollo, minding my own business, que se dice.

Pero el síndrome de los likes perdidos se enorgullece de interrumpir la vida de los demás.
Y yo, que visualizo las incongruencias, me sorprendo y al final me acabo por no callar.
Me choca tanto posado, tantas miradas perdidas, tanta necesidad de ser querida o querido por el físico, de ser aceptada como cool, trendy, ni ellos saben qué. En una sociedad con una sencilla belleza sin necesidad de sobre exponerse, sociedad que además se considera muy inteligente! Money Money. Es muy curioso, ¿no creéis?

El bar con las poses de yoga en la barra es obviamente un dibujo de palabras que utilicé en el anterior post para sencillamente explicar cómo se ve esa "realidad" virtual desde Madrid, por ejemplo.

Los bares en Suecia serán muchos, muy diferentes, y obviamente no hay gente haciendo yoga en las barras. Pero imagínate todos tus selfies de posa vasos, por ejemplo. O en todas y cada una de las etiquetas de las botellas de alcohol. O en toda la estación de metro.
La invasión de los selfies virtuales traducido a ejemplos de la vida real. Vitamina D para el ego?

Ay...que ingenuas las que piensan que las miradas devora hombres me intimidan.
Me dan pena. Me chocan.
¿Qué buscas señorita Willefsson con tanta foto y tanta historia?
¿Qué no encuentras?
¿Qué se te ha perdido?
¿Por qué tanto aparentar?
¡Qué raro se hace desde aquí!

Igual lo que pasa es que les faltan algunos memes con sus fotos, estilo Twitter.

Ay si hablásemos de bares...si hablásemos de poses, de bailes, o si hablásemos de miradas "puissantes"; la cultura española florece, deleita y embrutece las calles con tabernas, discotecas, terrazas, espacios repletos de miradas, sonrisas, danzas, gritos compartidos o silencios distantes.

Miradas latinas entre la muchedumbre.
Cuerpos que bailan con la sangre.
A mi, dame ese ritmo caliente.

"Luces de colores, lo pasaré bien".



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