Thursday 1 February 2018

Monsieur Buruhandi

¿Qué mueve más masas, el fútbol o la política?

Retomando brevemente al Athletic, el periódico de hoy nos saca a un Aymeric Laporte vistiendo su nueva camiseta y jugando su primer partido con el Manchester City.
E Iñigo Martinez ya luce sus tatuajes en nuestro Lezama.
En una semana, se han pagado claúsulas millonarias, firmado "leyes", $$$ y el cambio de colores se ha hecho realidad.
Un visto y no visto. Tiki taka.

Buff las leyes.
Se hablan. Se discuten. Se proponen. Se brunublublag. Se acuerdan. Se vuelven a hablar. Se modifican. Se vuelven a brugblugblalara. Se reúnen. Se negocian. Se pelean. Salen en los medios...

El autogobierno.
Yo no quiero más autogobierno si eso supone entrar en un procés que dure años de portadas y protagonismos mediáticos, que se dediquen todos a tirarse los trastos a la cabeza, que se dediquen todos a pensar en la mejor iluminación que se les ha ocurrido, lo iluminados que son en su partido, lo gilipollas que son los del otro partido.
Mientras médicos (te salvan la vida), profesores (educan a tus hijos), investigadores (invierten en tu mejor futuro) y un largo etc, siguen siendo rotunda y mierdamente reconocidos, respetados, y en absoluto remunerados para que puedan vivir en unas condiciones que les permita desempeñar sus funciones de la mejor manera posible.
"Que tanta ley, tanta ley, y que se les pague mejor. Hombre ya."

Será que vengo de la empresa privada, y la soporífera lentitud y peloteo, falsedad o mediocridad de la clase política en este siglo "modernísimo", me parece tal aberración que roza la vergüenza ajena.
Llámame vasca, llámame friki, pero yo chorraditas las justas.
O entras o sales, pero quedarte en la puerta a molestar y hacerte el melón, no me interesa.

La diferencia abismal de velocidades en las distintas plataformas, realidades o dimensiones que suponen la realidad de nuestro día a día no se puede consentir. Véase otra vez el ejemplo de la política y el fútbol.

"Lo que hay que hacer es hacer" compartía una compañera emprendedora.

No podemos seguir premiando a niñatos políticos que en vez de coger el toro por los cuernos, se dedican a mangonear, mentir, ensayar y preparar su mejor show y perfil para la foto.
Sí, la verdad que esas fotos nos dan unos memes históricos, genuinos; pero el mérito de ese ingenio no es del político de turno (que cobra de tu sueldo mensual); sino de esos tuiteros que por lo general no cobran ni un duro por compartir su indiscutible talento en reírse de la estructura actual en la que estamos programados (por decir algo).

Ya me encontrarás políticos actuales que hayan conseguido grandes logros de los que nos sintamos orgullosos como clientes o jefes suyos que somos.

Está claro que no es el momento de colores políticos, sino de lo mejor de cada casa, de acciones, resultados, mejoras reales, prácticas.

Aquí y ahora.

Y no, no son tan difíciles.
Y no, no necesitan de años de negociaciones, ni portadas, ni enormes protagonismos a ver quién es más cool.

Me hace gracia que la sociedad en general se contradice.
También es normal, estamos viviendo una transición de cambio brutal, con giros de engranajes de la maquinaria que cuestionan POR FIN muchos de los caminos a seguir.

Pero es obvio que se puede hacer mejor de esta parte.
Porque si os creéis muy listos por ser muy rápidos,
por ser los primeros en tener la última tendencia,
por acumular muchísima información recibida de forma instantánea, exclusiva o inteligente;
que se vea más allá del presumir/competir, por favor.

Si se pregonan a los cuatro vientos las ventajas de la rapidez e inmediatez de los inputs, que se pregone también esa modernidad para los outputs.

Porque sino nos va a quedar una sociedad llena de gente con unas cabezas gigantes hinchadas de información e incesantes datos de variada y dudosa calidad; 

con unos pies minúsculos por no ponerla en marcha.

Monsieur Buruhandi

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