Monday 2 December 2013

Los 100 lugares a NO visitar antes de morir

Y de repente retomo el blog. Porque me encanta escribir. Y cada vez más.
Muchas veces consigo saciar mi sed escritora a través de twitter para momentos puntuales, o emails para reflexiones más largas.
Muchas veces pienso en temas sobre los que me apetecería escribir un post, pero finalmente lo dejo pasar, por la rapidez y aventuras del día a día.

Hoy estaba viendo en casa un libro titulado "Los lugares más maravillosos del mundo". Y hace poco también vi un artículo con una recomendación de los 1001 sitios a visitar antes de morir. Y así hay millones de libros, vídeos, posts, artículos...que te recomiendan visitar tropocientos monumentos y ciudades increíbles...que o ves o no eres nadie.

Y pienso... No estoy de acuerdo.

Sí estoy de acuerdo que hay muchísimos lugares alucinantes en este mundo, ciudades que te impresionan, monumentos que parece increíble que un ser humano haya construido hace miles de años, o paisajes que cuesta creer que existan de verdad.
Pero...de verdad tienen que estar incluidos en esas listas? De verdad tengo que visitarlos antes de morir?

Lo que hace realmente maravilloso al lugar no es él mismo, sino el momento que lo rodea. La gente con la que lo compartes, la hora del día, el hambre o la sed que tienes, las batallas hasta llegar, la música que te has cruzado por el camino, las palabras que estás aprendiendo para sobrevivir, la moneda local que te recuerda al monopoly, o el olor irrepetible que respiras.
Y eso no aparece en ninguna guía, "lista Forbes" de viajeros, ningún blog super experto, o en la Lonely Planet.

Hace casi un año estuve en Perú, visitando a mis tios que vivian allí. Fuimos mis primos y yo a Machu Picchu, lugar que SI aparece en esas listas de maravillasblablabla del mundo. Y efectivamente se merece tal título, no niego lo evidente porque te quita el habla. Pero de largo me quedo con todo lo que rodea a tal experiencia. El tren desde Ollantaytambo (sigo sin decir bien el nombre) hasta aguas termales; el increíble sonido del rio Urubamba que se rie de las olas que rompen en la costa vasca, de las carcajadas con mis primos en una habitación cochambrosa donde cabian nuestras camas y poco más. De la rara sensación de encontrarte a tal altura que solo al subir 2 escalones te cansabas como si hubieses subido 5 pisos. Millones de cosas que se te quedan dentro. Esas cosas que no compartiras en facebook, twitter o instagram, porque valen muchisimo más que 10, 15, 20 o 500 likes.

Adonde quiero llegar con esta reflexión? No lo sé. Puede que no quiera llegar a ningún sitio maravilloso del mundo mundial. Sólo quiero compartir estos pensamientos con quien quiera leerlo. Haceros recordar muchos momentos guapos de viajes que hayais hecho, anécdotas y risas que hayais compartido con gente curiosa e increíble. Que no hace falta seguir al rebaño con la cámara de fotos colgada y tachar líneas de una lista de sitios a visitar.

Que no hace falta ir a lugares maravillosos para tener momentos maravillosos.

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