Y llegar a un país donde todo es imposible, donde lo nuevo es raro, lo diferente no gusta y las ideas frescas son de locos.
Es curioso que en Shanghai se hable continuamente del nivel de polución del aire, cuando en España hay una nube mucho más peligrosa que hace mucho más daño que la contaminación.
Esa nube muchas veces llevada por la envidia, la vagancia, el miedo y el conservadurismo; que año tras año va dejando escapar mentes españolas creativas y brillantes, va tapando la originalidad, la energía y la chispa, y va sumiendo a este país en un bucle gris de monotonía, aburrimiento y desgana.
He visto otros modos de vida y creedme, alcanzar lo imposible siempre es posible.
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