Confírmate a tú que si exiges, sin permiso ni autorización alguna de exigir, la perfección a alguien que no eres tú mismo; confírmate de que tú estás cumpliendo esa perfección que exiges sin permiso ni autorización.
Ya que te permites el lujo de exigencias * ilegales, al menos asegúrate de que tú también las cumples.
Y si te tienes que engañar con tu propia definición de perfección, o justificación ante tal aberración obvia pero corrección admitida socialmente; al menos añádete ese engaño a tus razonamientos diarios. Por pura justicia y equilibrio propio y ajeno.
Lo que no puedes hacer es coger lo que te interesa y conviene de las leyes de la supuesta perfección; y no admitir y/o incluir premisas ilegales, robadas y engañadas en tu código de la perfección impuesta externamente pero no internamente.
¿Seguimos?
Si no me has entendido, no me has entendido.
Saludos, Karikakos;
Sofi.
Tuesday, 10 April 2018
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